jueves, 2 de agosto de 2012

Razones últimas

Mi mamá tiene la costumbre de preguntarme por qué. Por qué quiero lo que quiero o hago lo que hago. Según ella, es una pregunta muy filosófica y puede ayudarme a pensar. Efectos secundarios de haber estudiado filosofía.
Así que si yo revoleo algo, mientras una mamá normal me retaría, se enojaría, me gritaría o me pondría en penitencia; ella simplemente me pregunta ¿por qué? Y me la quedo mirando y vuelve a repetirme: ¿Por qué?
O le digo muy claramente que me ponga el pañal que tiene la imagen de Tigger, pero no uno similar con la figura de Winnie Pooh y ella me mira y vuelve a decirme: ¿Por qué?  
Si se lo digo ahora, le va a parecer poco verosímil. Así que voy a esperar unos añitos para aconsajarle releer a Hume, especialmente Investigación sobre los principios de la moral. Este filósofo justamente sostenía que el motivo último de una acción es la búsqueda de placer o el rechazo al dolor y que no hay una razón más allá de esto. No hay un más allá del deseo, los deseos son razones últimas. Hume rechaza la idea de que nuestra razón pueda movilizar la voluntad dándole un fundamento a nuestras acciones o apetencias.  
Pero si le contestara ahora a mamá algo así como: "creo que tu pregunta no tiene respuesta porque los deseos no tienen explicación", creo que se asustaría... Así que la voy a seguir mirando y poniendo cara de "pienso en eso". Por ahora, parece lo mejor.

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